03 diciembre 2013

no jangueo en la gasolinera




Uno de los indicativos de que la economía está cambiando es que la gente empieza a cambiar sus gustos y empieza a disfrutar cosas más baratas, por ejemplo alquien que bebía Heineken ahora bebe Medalla porque tiene menos calorías o ha descubierto el sabor del producto del patio.

Otra de las señales es el parking de Walmart en Caguas donde he visto venta de animales por el día y por la noche familias que montan sillas y en lo que unos van a comprar un galón de leche y vasos desechables otros cruzan la calle y vuelven con tres cajas de donas de Krispy Kreme, donde los esperan con música del carro sonando y una mesa pa' jugar dominó en lo que le dan muerte a los munchies. Es parte del desarrollo y el ajuste a la situación, hay que apoderarse de los lugares y transformar las cosas aunque sea un poco.

La carretera #1 en Caguas es otro de los lugares transformados, una zona comercial dónde antes el negocio principal era el alquiler de cuartos pa' la chingadera ahora es una mezcla de lo mismo y un poco de Piñones gracias a docenas de kioskos a orilla de la calle donde venden frituras y aunque sea peligroso estacionarse a comer al lado de la carretera arriesgo mi vida y los patrocino con frecuencia.

También las gasolineras son spots de jangueo hace unos años y estar abiertas 24 horas les ayuda a siempre tener clientes suficientes dentro y en los alrededores para considerar que hay algo pasando allí. En algunas hay carritos vendiendo comida tan cerca que deberían tener meseros en patines que te lleven la comida al carro mientras despachas combustible. Hay posters y banners como si entraras a un pub y las ventas parece que se dividen entre gasolina para carros y gasolina pa' gente, en algunos puestos tienen una nevera dedicada a cervezas artesanales y más variedad que muchas barras y restaurantes. A estos también los patrocino y a veces es culpa del maldito límite para compras con ATH. Yo no estoy en las de invertir todo el dinero en el carro, y yo también necesito algo en el tanque así que mitad al del carro y mitad al mío pero pa'l camino.

Aunque sea ilegal beber en el carro prefiero el riesgo a una multa antes que darme la fría al lao del puesto. Lo primero es que la mayoría de las veces hay más policías de los necesarios en estos sitios, es mucha seguridad para un lugar tan pequeño y eso aumenta las posibilidades de que alguna patrulla salga detrás de mí si me ven tambaleando un poco de camino al carro por tener más octanaje del necesario en el sistema según la ley. Tampoco me gusta pasar más tiempo del que tardo en echar gasolina porque según las películas de acción y las explicaciones más básicas que recuerdo de la clase de química, las gasolineras están entre los lugares con más alto potencial para explotar y volar en cantos pa'l carajo en cualquier momento, todo el tiempo. Yo no tengo instintos suicidas pero el treinta y cinco por ciento de los que están allí dándose el trago también han decidido fumarse un cigarrillo dentro del perímetro donde está prohibido fumar por razones obvias, así que lo mío es entrada y salida.

No importa cuántos avisos sobre seguridad se pongan en cada una de las bombas, tampoco falta el kamikaze que abre los cigarrillos que acaba de comprar, prende uno mientras llena el tanque de su vehículo que tiene el motor encendido y contesta una llamada telefónica, él es Pancho Cojones y va a hacer tres de las tres cosas prohibidas precisamente por la seguridad de todos. Lo bueno de que la economía esté así de mal es que los diez dólares que antes tardaban dos minutos y medio en llegar de la bomba al tanque ahora tardan cuarenta y cinco segundos y hay que ordeñar la manguera. Es peligroso ir a una gasolinera y si elimináramos todos los factores de riesgo de muerte en la experiencia de ir a echar gasolina todavía quedan los asaltos y el primero está anunciado en el cartel de los precios: 'Arriba las manos en lo que te ordeño el bolsillo'.

No jangueo en la gasolinera; es peligroso y deprimente.

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